El investigador del Instituto de Biomedicina de Valencia, Álvaro Chiner, ganador de la XVI edición del Premio Científico-técnico de Algemesí. Créditos: Galo A

El galardón, dotado con 5.000 euros, reconoce la labor del
centro de investigación del CSIC en la Comunitat Valenciana
en el estudio de la pandemia

El premio Científico-técnico de Algemesí, dotado con 5.000 euros, ha sido para Álvaro
Chiner Oms, investigador del Instituto de Biomedicina de Valencia (IBV), del Consejo
Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), por un trabajo centrado en analizar varios
aspectos de la primera oleada de Covid-19 en España. Con el título “Introducciones
tempranas y una rápida dispersión marcaron la primera oleada de la epidemia de Covid19 en España”, el ganador de la XVI edición del premio científico establece un
procedimiento que ha servido para hacer el estudio filogenético y la secuenciación de
varias ramas del SARS-CoV-2 y que permitió trazar las primeras mutaciones de la COVID19 en la primera oleada que sufrimos en marzo-abril de 2020.
Con este procedimiento, el trabajo se orienta a analizar cómo se extendió el virus y los
factores que afectaron a su difusión, así como a evaluar el impacto de las medidas de
prevención y restricción de la movilidad que se tomaron para controlar su expansión.
Este trabajo ha sido un referente, junto con el trabajo realizado por el consorcio
SeqCOVID, para el seguimiento de la pandemia a nivel estatal (reportando resultados en
el Instituto Carlos III y al Ministerio de Sanidad cada 15 días) y permitir el control y
gestión de la pandemia, sirviendo como base para la gestión de futuras pandemias.
“En el consorcio SeqCOVID recibimos datos de más de 40 hospitales e instituciones de
toda España”, explica Álvaro Chiner. “Secuenciamos el genoma viral a partir de muestras
clínicas de pacientes diagnosticados con SARS-CoV-2. Los datos que generamos
diariamente sirven para informar a las autoridades del estado actual de la pandemia en
distintas regiones de nuestro país, analizar brotes y detectar nuevas variantes entre
otras cosas. Además, en paralelo realizamos investigaciones sobre distintos aspectos
epidemiológicos y evolutivos del SARS-CoV-2. Una de estas investigaciones es la que
presentamos al concurso”.
“En esta investigación documentamos numerosas introducciones de SARS-CoV-2 en
España, al menos 500, de forma simultánea, a partir de numerosos orígenes como Italia, Paises Bajos o Inglaterra. Y detectamos que es a partir de mediados de febrero cuando
comienzan las introducciones que resultan en transmisión del virus en nuestro país”,
recuerda. “Por otro lado, detectamos que la mayor parte de los casos en España se debió
a un número limitado de variantes genéticas, 9 en concreto. Dos de ellas, que
bautizamos como SEC7 y SEC8, fueron las que más impacto tuvieron, representando
alrededor del 40 por ciento de los genomas secuenciados de la primera ola”.
El trabajo también evalúa el impacto del severo confinamiento que tuvo lugar en marzo
sobre la transmisión de estas variantes, usando el valor de Re como indicativo de la
capacidad de transmisión. Según el estudio, el valor Re disminuyó desde un valor de 2,5
(pre-confinamiento) hasta 0,5 (post-confinamiento), “lo que significa que logramos
controlar la transmisión del virus en ese periodo”, asegura Chiner. “También analizamos
el efecto que las grandes urbes tienen como papel de ‘dispersoras’ de diversidad
genética viral con respecto a sus entornos, utilizando datos de la Comunitat Valenciana”.
Para el investigador del CSIC galardonado, “el premio supone un reconocimiento al
trabajo que hemos desarrollado durante estos meses. Ha sido un esfuerzo muy grande,
principalmente para las personas encargadas de crear y coordinar el consorcio
prácticamente desde 0 y en tiempo récord. Hemos intentado poner el foco en la
secuenciación genómica como una herramienta muy poderosa, con el potencial de
marcar la diferencia a la hora de combatir este y otros problemas de salud pública. Creo
que el premio respalda este hecho”, puntualiza.
Álvaro Chiner cree que el premio supondrá un impulso positivo en su carrera
investigadora. “Ahora mismo formo parte en la Unidad de Genómica de la Tuberculosis,
en el Instituto de Biomedicina de Valencia, centro del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas. En el futuro, me gustaría estabilizar mi posición, como a
tantos otros”, reflexiona.
Otros premios
El premio para joven investigador de la Ribera, dotado con 1.500 euros, ha sido para
Javier López Cabrelles por su trabajo “Polímeros de coordinación magnéticos
bidimensionales isoreticulares preparados a través de una prefuncionalización de un
ligando”. El premio para joven investigador iniciático, dotado con 1.500 euros, ha sido
para David Palmero Cantón por el trabajo “Estimulación optogenética de las células
progenitoras neurales como neuroregenerativa mejora en el tratamiento de la lesión de
la médula espinal”. En cuanto a los accésit, dotados con 500 euros cada uno, se han
concedido tres para Carmen Solanes Galbis, Rosa Márquez Costa y Alba Sanchis Juan. El
jurado ha concedido también una mención honorífica a Lara Ferrando Esteve.
El jurado está formado por Salut Botella Grau, profesora de Microbiología de la
Universitat Politècnica de València; Francesc Ferri, catedrático en el área de Ciencias de
la Computación e Inteligencia Artificial; José Vicente Castell, catedrático de Bioquímica
de la Facultad de Medicina y director de la Unidad de Investigación en Hepatología
Experimental del IIS Hospital La Fe; José Pío Beltrán, anterior coordinador institucional
del CSIC en la Comunitat Valenciana y director del laboratorio de biología reproductiva
y biotecnología del IBMCP; Jaume Segura, profesor del departamento de informática de
la Universitat de València; la concejala de juventud, Palma Egido; el concejal de Cultura,
Pere Blanco, y la alcaldesa Marta Trenzano.

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