¿Cómo se está adaptando el I3M a la situación actual?
En el I3M, antes de que comenzase el estado de alarma, ya habíamos comenzado a
prepararnos para trabajar en remoto en los experimentos. Preveíamos la situación y
hemos conseguido que la mayoría de los experimentos se puedan hacer desde casa.
Solamente está yendo una persona por los laboratorios cuando se precisa arreglar algo
o cambiar una muestra. Pero desde hace ya muchos días no hay nadie que acuda al
instituto.
La mayoría de nuestras líneas de investigación no se han visto muy afectadas. Si bien es
cierto que no es lo mismo trabajar en casa que en el centro con los compañeros, nos
hemos adaptado bien a la situación. También he dado permisos para que, quien lo necesite, se lleve su ordenador de trabajo a casa. Mucho de nuestro trabajo se basa en el
cálculo o en la emulación, y esto se puede hacer a distancia.
De hecho, seguimos haciendo simulaciones, y vamos a pedir algunos proyectos europeos. Y, además, estamos contribuyendo a la situación haciendo simulaciones y proyecciones del COVID-19.
¿Cuáles son las mayores dificultades que estáis encontrando?
Nosotros tenemos varios laboratorios experimentales cuyo trabajo se ha visto retrasado. También teníamos pendiente realizar unas obras porque un experimento requería de aire acondicionado, y eso se ha parado. Pero a pesar de todo yo diría que estamos trabajando a un setenta por ciento de la capacidad del centro.
No hemos tenido problemas con ningún investigador que estuviera en el extranjero. Sí
que es verdad que hemos tenido que cancelar algunos viajes, pero no hemos sufrido
contratiempos importantes.
¿Cómo está contribuyendo el I3M a la lucha contra la COVID-19?
Hemos donado nuestro material de laboratorio, los guantes y el alcohol, que ya hace
tiempo lo recogió la Generalitat Valenciana. También hemos estado comprobando simulaciones que se han hecho, y hemos participado en alguna nueva. Además, la revista
médica Lancet nos ha publicado un estudio que hemos hecho sobre la proyección de la
enfermedad relacionándola con el número de camas de UCI disponibles. Nuestro estudio comparaba la situación actual con una en la que hubiera un confinamiento más duro.
También hemos pedido un proyecto en la convocatoria del Instituto de Salud Carlos
III, para experimentar con un extracto de una planta que estamos trayendo de la India
y de Tailandia, que pensamos que puede ser un antiinflamatorio bastante potente. Lo
vamos a hacer en colaboración con el Instituto de Tecnología Química y varios hospitales, y ya hemos solicitado los permisos de ensayo clínico a la Agencia Española del
Medicamento. Tenemos la esperanza de que esto sirva para tratar la fibrosis pulmonar
que causa el virus que, al final, es la que está matando a los pacientes. Esperamos poder crear un inhibidor barato que afecte sólo a la respuesta inflamatoria. La idea de la
colaboración con el ITQ es que en sus laboratorios se destile a partir del extracto, por
distintos compuestos aromáticos, el principio activo fundamental. También queremos
optimizar la composición química de este principio activo para reducir los efectos secundarios y que sea más eficaz como antiinflamatorio.
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