Algunos mamíferos y pájaros prefieren consumir fruta podrida –en este caso naranjasen lugar de sana. Así lo demuestra un reciente estudio desarrollado por investigadores
del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP), centro mixto del
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat Politècnica de
València, FUNDECITRUS (Sâo Paulo), el CEABN/InBio (Universidad de Lisboa, Portugal)
y la Estación Biológica de Doñana (CSIC). Sus conclusiones se han publicado en la
revista Scientific Reports, del grupo Nature.
Este trabajo contradice la teoría del ecólogo estadounidense Daniel Janzen, que
afirmaba justo lo contrario, de modo que ante un fruto infectado por hongos o
bacterias y otro sano, los frugívoros –animales que se alimentan total o parcialmente
de fruta- prefieren los sanos.
“Este estudio confirma con datos más robustos el patrón de los resultados de un
trabajo previo basado en datos de una sola temporada y en una sola parcela de
estudio. Demostramos que no es que estos animales no quieran fruta podrida, sino
que les gusta mucho más que la sana”, apunta Leandro Peña, investigador del CSIC en
el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas.
Pruebas en Valencia y Sao Paulo
Los investigadores han llevado a cabo diferentes ensayos durante tres campañas y en
dos ambientes, localizaciones totalmente diferentes: uno mediterráneo –en parcelas
experimentales del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA, Moncada) y
otro tropical –en el Estado de Sao Paulo, en Brasil. En ambos casos, se utilizó como
fruta modelo la naranja: la mitad de ellas las infectaban con Penicillum digitatum, también llamado hongo verde y la otra mitad, que actuaba como control, se dejaba
intacta.
“Montamos diferentes puntos de ofrecimiento distribuidos aleatoriamente en
parcelas de naranjos debajo de la copa del árbol simulando la caída natural de las
naranjas; en cada arenero se ofrecían naranjas sanas e infectadas dispuestas
alternamente. Las pruebas duraban entre siete y diez días; mediante cámaras
fotográficas con visión nocturna, en el caso de Brasil- registramos el comportamiento
de los animales”, explica Josep Enric Peris.
De esa observación, concluyeron que los animales que más se acercaban a la fruta
infectada fueron el jabalí (Sus scrofa) y la paca común (Cuniculus paca) –roedor- en el
caso del ambiente tropical y el conejo (Oryctolagus cuniculus), en el mediterráneo.
Limoneno y volátiles
Según explica Josep Enric Peris, la fruta tiene dos barreras, una física –la piel- y otra
química –el limoneno. En el estudio, han demostrado que la infección de la naranja por
el hongo verde (P. digitatum) dispara las emisiones de ésteres y alcoholes así como
reblandece la piel de las naranjas facilitando el acceso a la pulpa a pájaros y mamíferos
de pequeñas dimensiones. “La emisión de estos compuestos orgánicos volátiles parece
atraer a los frugívoros vertebrados los cuales prefieren consumir naranjas infectadas
antes que naranjas sanas.”, apunta Peris.
Los investigadores desarrollaron análisis de calidad tanto de la fruta sana como la
infectada (pH, ºBRIX, acidez y dureza de la piel) y evaluaron también la emisión de los
compuestos orgánicos volátiles. Identificaron 55 y 89 compuestos diferentes en las
naranjas sanas e infectadas respectivamente. En las naranjas infectadas abundaban
ésteres y alcoholes (etanol principalmente).
Colonización de nuevos hábitats
Igualmente, del trabajo se deriva que los hongos parecen reforzar las interacciones
positivas que mantienen muchas plantas de frutos carnosos y algunos vertebrados
(aves y mamíferos, principalmente) que, tras ingerir los frutos y sus semillas, liberan
estas últimas lejos de las "plantas madre". De este modo, permiten la expansión de las
poblaciones de plantas y la colonización de nuevos hábitats.
“Durante décadas se ha mantenido que las plantas con frutos carnosos se enfrentan al
"conflicto evolutivo" de, por una parte, atraer a aves y mamíferos para que dispersen
sus semillas y, por otra, evitar la atracción de microorganismos supuestamente
patógenos. En este estudio demostramos que, al menos en muchos casos, no existe tal
conflicto dado que hongos y otros microorganismos no son patógenos, sino que, al
aumentar la ingestión de frutos y semillas por parte de aves y mamíferos, refuerzan la
interacción entre plantas y sus dispersantes de semillas”, explica José M. Fedriani,
investigador del CEABN/InBio (Portugal).
Así, desde un punto de vista aplicado, este trabajo también tiene importantes
repercusiones en el estudio de la naturalización de muchas especies cultivadas y
especies invasoras al mostrar, por ejemplo, que los hongos podrían estar facilitando la
expansión de algunos cítricos domésticos (Citrus sinensis) en bosques tropicales de
Brasil y Argentina.
Josep E. Peris, Ana Rodríguez, Leandro Peña y José María Fedriani. Fungal infestation
boosts fruit aroma and fruit removal by mammals and birds. Scientific Reports 7,
Article number: 5646 (2017). DOI:10.1038/s41598-017-05643-z