Films biodegradables preparados a partir de residuos de Posidonia oceánica. /CSIC

El Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA) del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC), coordina el proyecto europeo BIOCARB-4-FOOD, de la
convocatoria ERA-Net SUSFOOD2, dotado con un millón de euros, y cuyo objetivo es
obtener nuevos ingredientes alimentarios de las algas.
La demanda creciente de alimentos, unida a la escasez de recursos naturales junto con
una elevada tasa de desperdicio que provoca que un tercio de los alimentos producidos
en el mundo se pierda, hacen que la disponibilidad de alimentos sea uno de los retos
sociales del futuro. Por ello, es necesario reforzar nuestra cadena alimentaria para
incrementar la sostenibilidad en el sistema productivo, reduciendo las pérdidas en la
cadena de suministro de alimentos y limitando los impactos medioambientales.
Amparo López, investigadora del CSIC en el IATA y coordinadora del proyecto BIOCARB4-FOOD explica que “actualmente, se están explorando recursos naturales alternativos
como las algas y las plantas marinas, no sólo por su abundancia, sino por constituir una
fuente de biomasa con un gran número de compuestos potencialmente interesantes
para aplicaciones alimentarias. La industria de las algas representa a día de hoy un
volumen de negocio de unos 7,4 mil millones de dólares, y con un potencial económico
en aumento debido al creciente interés en la industria alimentaria y farmacéutica de
compuestos obtenidos a partir de las mismas por sus interesantes propiedades físicoquímicas y biológicas”.
El proyecto BIOCARB-4-FOOD, liderado por el IATA, persigue conseguir procesos más
sostenibles para la extracción de carbohidratos a partir de las algas que puedan ser
utilizados como nuevos ingredientes alimentarios, dotando de textura a distintos
productos y siendo de utilidad como gelificantes o espesantes para, por ejemplo, sopas
y salsas. Gracias a las propiedades específicas de este tipo de carbohidratos, conocidos
como ficocoloides, se está explorando también su potencial como sustitutos de grasas saturadas en alimentos como carnes procesadas, galletas y bollería industrial. Este
proyecto, además, busca valorizar el residuo que queda tras la extracción de ficocoloides
para el desarrollo de materiales de envase biodegradables.
El proyecto BIOCARB-4-FOOD también incluye el estudio de los residuos de la planta
marina Posidonia oceánica, autóctona del Mediterráneo. Esta planta se acumula en las
playas de la costa mediterránea, resultando poco agradable para los bañistas y
suponiendo un coste de gestión para las administraciones locales que deben encargarse
de su retirada. Sin embargo, debido a su composición, estos residuos de Posidonia,
tienen un gran potencial para el desarrollo de envases biodegradables alternativos a los
envases plásticos sintéticos derivados del petróleo. También pueden emplearse para la
obtención de aditivos celulósicos que permiten mejorar diversas propiedades
importantes de envases de alimentos, tales como las propiedades de barrera a gases y
vapor de agua, propiedades térmicas o mecánicas.
En el proyecto BIOCARB-4-FOOD, que está financiado por el Ministerio de Ciencia,
Innovación y Universidades y la Unión Europea a través de la convocatoria ERA-Net
SUSFOOD2, también participan Teagasc, The Agriculture and Food Development
Authority, de Irlanda; el instituto de investigación Nofima, de Noruega; la Universidad
de Hohenheim, en Alemania; y la red de centros de investigación RISE, de Suecia.

 

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