De izquierda a derecha: Daniel Ramón Vidal, director de Biopolis y premio Nacional de Investigación Juan de la Cierva en transferencia de tecnología; Andrés García R

El Instituto de Tecnología Química (ITQ) y el Instituto de Gestión de la Innovación y del
Conocimiento (INGENIO), ambos centros mixtos del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat Politècnica de València, organizaron
en el día de ayer la jornada Nuevos enfoques en las relaciones ciencia-innovación, en la
que se analizaron los diversos actores, contextos e instrumentos que intervienen en la
relación ciencia e innovación. La jornada fue financiada por la Fundación Ramón
Areces y contó con la colaboración de la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI) y de
la Casa de la Ciencia del CSIC en la Comunidad Valenciana.
Andrés García Reche, vicepresidente ejecutivo de la AVI, fue el encargado de inaugurar
el evento, planteando la evolución cada vez más competitiva de España, en materia de
innovación. Avelino Corma Canós, profesor de investigación del ITQ, habló de los
objetivos, proyectos y apoyos en investigación que realiza la Fundación Areces, tanto
en España como en el extranjero. Por su parte, Ignacio Fernández de Lucio, profesor ad
honorem en INGENIO, planteó que uno de los principales retos dentro de la dinámica
universidad-empresa se da en la diversidad de actores complejos que participan para
que esta relación funcione.
El encuentro, que contó con la presencia de José Pío Beltrán, coordinador institucional
del CSIC en la Comunidad Valenciana, reunió a personalidades académicas como
Philippe Larédo, investigador de la Universidad de Manchester, que leyó su ponencia
titulada Universities and society: a university based view of interactions, en la que
señaló que la educación está sufriendo cambios radicales, que no siempre se ajustan a
las dinámicas de la sociedad y a la lógica empresarial. A juicio de Larédo, “es raro
encontrar académicos con relaciones fuertes en la industria de su sector de
investigación. Es importante aprender a co-construir conocimiento entre distintos
actores, desde los niveles más básicos de la formación del investigador. Parece una
obviedad, pero es un tema de cuidar, fundamentalmente, las relaciones personales”.
Por su parte, Daniel Ramón Vidal, director de Biopolis y premio Nacional de
Investigación Juan de la Cierva en transferencia de tecnología, relató su experienciacomo empresario relacionado con el mundo de la innovación. Desde su punto de vista,
“cuando un investigador quiere hacer transferencia, lo que tiene que hacer
fundamentalmente es buena ciencia. Es importante que existan científicos que no se
conformen sólo con publicar. Es básico que haya empresarios valientes y
comprometidos. Y, por favor, la menor burocracia posible para que avancemos todos.
Que la administración nos hable de I+D+I no sólo en tiempos de campaña electoral,
sino que se implique de verdad”.
Frente a las necesidades reales y las discrepancias detectadas entre la teoría y la
práctica alrededor de esta temática, en definitiva, se requiere repensar nuevos
modelos y enfoques que den respuesta a las deficiencias que hasta ahora se han
detectado en el ecosistema de relaciones de la ciencia y la innovación.

 

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