Evolución de las agresiones letales en los mamíferos no humanos. / CSIC / Nature.

Investigadores del Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE), centro mixto
del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universitat de València y
la Generalitat Valenciana; la Estación Experimental de Zonas Áridas del CSIC; la
Universidad Rey Juan Carlos y la Universidad de Granada han publicado en la revista
Nature un estudio titulado The phylogenetic roots of human lethal violence, que
aborda la cuestión: ¿Son los humanos violentos por naturaleza, como decía Hobbes, o
son seres pacíficos a los que la civilización corrompe, como sugería Rousseau? El
resultado del estudio expone que, probablemente, ambos pensadores tenían parte de
razón.
Trabajando sobre la idea de que el componente violento de la naturaleza humana
podría deducirse de nuestra historia evolutiva en común con los mamíferos, los
investigadores han recopilado la información existente sobre mortalidad en más de
1.000 especies con el propósito de obtener una panorámica de la violencia en los
mamíferos y situar a los humanos en dicho contexto. Los resultados obtenidos
muestran que existen linajes de mamíferos muy poco violentos con sus semejantes y
otros donde la violencia es frecuente. Los humanos pertenecemos evolutivamente a
uno de estos últimos linajes, lo que sugiere que la violencia que manifestamos ya
ocurría en las especies que fueron nuestros ancestros. La violencia letal en humanos
tiene, por tanto, un indudable componente evolutivo que antecede a nuestro propio
origen como especie.
No obstante, una revisión de la violencia letal en 600 sociedades humanas, desde el
Paleolítico hasta la actualidad, reveló que no es posible ignorar las influencias
culturales sobre la violencia letal en humanos. Así, el nivel de violencia letal en las
sociedades prehistóricas concuerda estrechamente con la estimada a partir de nuestra
larga historia evolutiva conjunta con otros mamíferos, pero aumenta mucho en las
sociedades caciquiles y desciende a niveles muy bajos en sociedades más complejas.
Por ello, aunque la violencia interpersonal es un rasgo primordial en el ser humano, el
tipo de organización social que desarrollemos puede mitigarla y favorecer la resolución
pacífica de nuestros conflictos.

 

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