El grupo de investigación sobre Mecanismos moleculares alterados en la enfermedad
de Alzheimer y otras demencias del Instituto de Neurociencias, centro mixto del
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Miguel
Hernández (UMH), coordinado por el científico Javier Sáez-Valero, ha publicado en la
revista Alzheimer´s Research & Therapy un importante avance en relación con el origen
de esta patología. El equipo ha descubierto que la glicosilación del precursor amiloide
en el cerebro de enfermos de Alzheimer está alterada. Y, por lo tanto, está siendo
procesado probablemente de una manera diferente. Creemos que esa distinta manera
de procesado es lo que provoca que haya más beta-amiloide, algo que desencadena la
enfermedad.
La glicosilación consiste en la adición de carbohidratos a una proteína. Este proceso
determina el destino de las proteínas a las que se les ha añadido una cadena de
glúcidos (glicoproteínas), que en gran medida serán secretadas o formarán parte de la
superficie celular, como en el caso de la Proteína Precursora Amiloide (AAP, por sus
siglas en inglés). La alteración de este proceso de glicosilación es el origen de diversas
patologías.
En el caso concreto del alzhéimer, los resultados del estudio dirigido por Sáez-Valero
sugieren que la glicosilación alterada podría determinar que la APP se procese por la
vía amiloidógena (patológica), dando lugar a la producción de la beta-amiloide, una
pequeña proteína con gran tendencia a agruparse formando las placas amiloides
características de la enfermedad de Alzheimer.
“Que la glicosilación del precursor amiloide esté alterada nos está indicando que ese
precursor amiloide (APP) puede estar yendo a zonas de la membrana de la célula
distintas de lo habitual, interaccionar con otras proteínas y por lo tanto ser procesado
probablemente de una manera patológica”, aclara este experto en la enfermedad de
Alzheimer.
Con este nuevo hallazgo del grupo del doctor Sáez-Valero, se abre la posibilidad de
encontrar a corto plazo un buen biomarcador que sirva para el diagnóstico, analizando
la glicosilación de los fragmentos beta-amiloides. Y a más largo plazo, la posibilidad de
intervenir terapéuticamente.
Anteriormente ya se habían estudiado los fragmentos amiloides de la APP en el líquido
cefalorraquídeo con esos fines, “pero los resultados no indicaban que pudiera ser un
buen marcador diagnóstico. Sin embargo, a la vista de nuestros nuevos resultados,
planteamos repetir los estudios realizados hasta la fecha no solamente mirando los
diferentes tipos de fragmentos de la proteína beta-amiloide, sino también su
glicosilación” resalta Sáez-Valero.
La APP es una proteína de membrana bastante larga (120 kilodalton) mientras que la
proteína beta-amiloide es un fragmento mucho más pequeño (4 Kilodalton) que tiene
tendencia a agruparse formando placas. La presencia de la proteína beta-amiloide en
el líquido cefalorraquídeo no da mucha información en la actualidad: “Como en el
cerebro esta pequeña proteína forma las placas amiloides, se da la paradoja de que en
el líquido cefalorraquídeo hay niveles más bajos de lo que cabría esperar”, explica
Sáez-Valero.
La otra alternativa es estudiar los fragmentos largos de la APP, “pero se procesan tan
rápido que realmente no reflejan nada patológico. Sin embargo, mirando la
glicosilación sí hemos visto que, aunque los niveles totales no están alterados, hay una
indicación de que la proteína se sintetiza de forma distinta y por lo tanto puede ser
procesada de una manera diferente, dando lugar a la cascada tóxica que desencadena
la enfermedad de Alzheimer”, señala el investigador.
Este trabajo se ha llevado a cabo con muestras de cerebro post mortem y en cultivos
celulares. El próximo paso en la investigación será el análisis en el líquido
cefalorraquídeo de los fragmentos de la APP centrados en su glicosilación. “Ahora
mismo tenemos una nueva herramienta que nos puede servir a corto plazo para el
diagnóstico. Con ella esperamos diagnosticar bioquímicamente en el laboratorio a los
enfermos de Alzheimer”, señala Javier Sáez-Valero.
El doctor Sáez-Valero ha centrado su investigación en la enfermedad de Alzheimer, con
enfoques que van desde la terapia al diagnóstico. Forma parte también del CIBERNED,
(Instituto de investigación en red que coordina los grupos de investigación básicos y
clínicos con interés en enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer).
Alzhéimer en España
Un hallazgo esperanzador en este mes del alzhéimer. El próximo día 21 es el Día
Mundial de esta patología aun sin tratamiento que en España afecta a 1.200.000
personas y que se triplicará en las próximas décadas. Una dura realidad que se ha
agravado con la actual pandemia de la COVID-19, debido al confinamiento, que ha
provocado una disminución aún más rápida de las capacidades cognitivas de los
afectados, así como un incremento de las muertes por causas inespecíficas en este
colectivo, según un comunicado de Alzheimer Europe.
Según datos de la Sociedad Española de Neurología, cada año se diagnostican en
España cerca de 40.000 nuevos casos de alzhéimer, una patología asociada a la edad
que afecta a una de cada 10 personas mayores de 65 años y a una de cada 3 a partir de
los 85. Sin embargo, se estima que el 80% de los casos de alzhéimer que aún son leves
están sin diagnosticar y que entre el 30 y el 40% de los casos totales también lo
estarían.
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